Soplao 2013

Esta "Crónica del Soplao 2013" pudiera haber sido titulada "La alargada sombra del Soplao 2012" pues creo que lo que sucedió el año pasado nos condicionó completamente esta edición. El panorama climatológico, sobre todo conforme fue pasando la semana, era para asustarse. Personalmente, no tenía ni tengo la menor intención de volver a repetir las penurias pasadas en ocasión de otras marchas, máxime en una que he hecho ya. Pero como de todo hay que aprender, y aún reconociendo que no fue poco el padecimiento, con la perspectiva del tiempo pasado saco en positivo que el evento se me antoja mejor gestionado que el cualquier otro precedente como, por ejemplo, la QH del 2010

De partida el objetivo por encima de todo era terminar, relegando a un segundo plano cronómetros o posiciones. Porque un fiasco duele pero dos seguidos ya hubiera sido demasiado. Así que insisto, la estrategia de salida era apostar, digo, terminar...

 

Debido a este plan decidí llevar la mochila a cuestas pues quería tener la posibilidad de cambiar de ropa en caso de que lloviera. En principio, para poder continuar si lo viera viable pero también para no padecer la penuria del año pasado, esperando durante horas empapado y congelado. Por suerte, finalmente no fue necesario. En contrapartida, me tocó cargar con 3 kgs extra además de que no estando en absoluto acostumbrado me resultó tremendamente incómodo. Incluso diría que por momentos hasta peligroso

El segundo aspecto clave es el cambio de recorrido. Había tratado de evaluar el impacto comparando los índices IBP del track oficial con el mío del 2011. Llegué a la conclusión de que esta versión 2013 era más llevadera. Craso error, no entiendo como el IBP puede salir inferior, tanto que me hace cuestionarme bastante la representatividad de este indicador

Desde la perspectiva que dan las horas pasadas, ahora me parece que los primeros 20 kms son como la suerte de varas de la penosa fiesta nacional. Y en este caso, vaya si cumplen con el objetivo marcado. Transcribo descripción de objetivos según terminología taurina:

  • Descubrir las condiciones de bravura, temperamento y comportamiento del toro
  • Ahormar al toro para su lidia y muerte, mediante puyazos breves, bien colocados y dosificados, restándole poder y corrigiendo defectos de su embestida
  • Cuando las condiciones son las propicias, crear belleza con el espectáculo incomparable del toro bravo en acción

El problema es que en el km 25, y ojo no pestañees que te lo pierdes, se encadenan La Cocina y El Soplao (km 35) de modo que el pobre toro, sin siquiera darse cuenta, queda inutilizado para el resto de la lidia, el ganadero se queda sin apreciar las calidades de su pupilo y el aficionado llega a sentir repulsión y asco. Así que cuando ya toca afrontar la subida a Monte Aa, y a la vista de cómo pintaban las cosas, no dejaba de pensar aquello de que "si preguntan por mí, diles siempre que no estoy"

Monte Aa se corona en el km 52 y para entonces ya no asimilo cómo demonios puedo ir tan mal. Si es que no va ni un tercio del recorrido!!! En cuanto al ritmo es alto, por supuesto, pero nada de otro mundo. Por ejemplo, mucho menos de lo que fue en Colmenar. Por demás, entre la mochila y los guantes no soy capaz de encontrar el bolsillo y menos aún de sacar las barritas así que decido parar al coronar el alto para así comer y beber "cómodamente". Total, antes o después tendría que hacerlo. Arranco aún con la barrita en la boca pues me cuesta horrores masticar ya que está dura y fría como el hielo. Pero otra vez pienso en la letra de la canción previa: "amigo ¡sonríe! pues mañana será peor"

Así la cosa confío en que el cuerpo asimile el alimento aprovechando el tramo de carretera que enlaza con la subida al Moral. Bien al contrario, el estómago me da vueltas y cada vez tengo más sensación de frío. Por eso cuando llegamos al vadeo del río tengo clarísimo que muy mal tiene que estar para que me tenga que meter al río. Mojarme ya hubiera sido lo que faltaba para acabar de empeorar las cosas. Afortunadamente, y no sin riesgo de darme un baño completo, consigo pasar sobre las piedras mientras Chema se mete al río sin miramientos. Las pocas esperanzas de recuperación que podía albergar se disipan viendo el sacrificio que me cuesta recuperar a Chema aunque, finalmente, le alcanzo en el avituallamiento de Ucieda (km 65). Chema me dice que también ha llegado JL aunque yo no le veo hasta que nos juntamos al inicio de la subida a Moral. Aún con el estómago revuelto me obligo a comer, pero sin pasarse. Cojo fruta, naranjas y plátano y algún bollo con la esperanza de que el azúcar me espabile. También bebo y repongo el bote

Inicio la subida a Moral a la par que Chema. El plan es ir de menos a más de modo que cuando nos alcanza JL lo mismo me da que vaya lento o rápido, que va a ser lo segundo, pues mi único objetivo es intentar reencontrarme conmigo mismo. Ahora, supuestamente, podría incluir una gráfica comparativa entre la ascensión de 2011 y la de este año pero, sobre la marcha, lo descarto. Una, por no alargarme en exceso pero, sobre todo, por no deprimirme. No creo que exagere si digo que esos 15 kms de subida fueron de los peores que pasado en la vida sobre una bici

Por eso es que cuando llego al avituallamiento de Bárcena solo voy pensando en descansar, comer y recuperar pues no tengo nada claro que sea capaz de subir Fuentes. Sin embargo, sorprendentemente, tengo mejores sensaciones que en Moral y, salvo al final del todo que me sobreviene otro bajón, más o menos me defiendo. En el tramo hasta Ozcava lo paso fatal con el frío y el viento. Y claro, que otra vez voy sin gasolina... En un momento dado incluso me paro porque el dolor de brazos y de lumbares es insoportable. Me estiro un poco, hago algo de paripé limpiando el desviador y arranco de nuevo. Milagrosamente llego al avituallamiento de Ozcava. Solo tengo ganas de tirar la bici en alguna cuneta. Me lo tomo con mucha, mucha calma, sobre todo porque no me queda otra. Digamos que voy a cámara lenta. Intento comer, bebo y poco a poco me voy encontrando y consigo meter algo estómago. Otra vez me encomiendo a la idea de que si supero el desnivel de los kms más inmediatos tengo toda la bajada para asimilar y entonces ya se verá. En el peor de los casos, retirada al finalizar el descenso y sino, pues a seguir sufriendo

Hago la bajada el más del tiempo de pié porque así me duele menos la espalda. Desde luego la mochila me está matando. Con más pena que gloria llego a la carretera. Llevaba en mente que desde allí quedaban 5 ó 6 kms malos pasados los cuales el Soplao estaba hecho. No recuerdo bien, pero el número que se me quedó en la cabeza era 30, 30 kms de suplicio pensaba, mejor aún, 15 malos y el resto "un paseo". Por eso que cuando dejamos la carretera para enfilar el dichoso Correpoco, con un primer rampón considerable seguido por un tramo por un camino estrecho y roto se me cae el alma al suelo. Y conforme avanzo por "Shrek Street" se me va subiendo el cabreo hasta el punto que ya no tengo ni frío ni nada

La secuencia de imágenes, para que quede claro, podría ser de esta guisa (ver de izq a der):

Pero va a ser que era de esta otra (ver como más apetezca):

Este tramo Correpoco-Llendemozo fue, con diferencia, el más técnico y pestoso de la ruta. Se supone que es una calzada romana pero está tan destrozada que realmente son un porrón de pedrolos esparcidos a mala leche. En resumen, imposible de ciclar yendo fresco, ni te digo con más de 9 horas en las piernas y resto del cuerpo. Así que hubo que hacerlo a pié, ponerse de barro hasta las orejas y gracias de no torcerse un tobillo o peor pues estaba muy resbaladizo. A mi se me antoja totalmente fuera de lugar, al menos en el estado en que estaba el día de la prueba. Y menos mal que no fue un día de lluvia como el año pasado, porque entonces hubiera sido dantesco. El compañero ciclista que iba justo detrás de mi lo sintetizó magníficamente en una frase:

"Señores del Soplao, se han pasao"

Por si esto fuera poco, en el km 138 más o menos, empieza la última subida, el Negreo. El puerto empieza con un sector de rampones de hormigón que nada tienen que envidiar a la Bola del Mundo. Lo único que los descansos son más pronunciados, no es tan continuo, pero tiene al menos tres kms así. Sin embargo, siendo dura esa parte, lo que lo hace criminal y más en el contexto global de la prueba es la segunda parte, los tres kms finales, de zona técnica, con piedras y combinación de rampa, curva, rampa, curva

Para colmo, en esta zona más técnica tenía detrás un Land Rover de la organización que me iba sacando de quicio. En esa zona de pedrolos lo tenía mismo encima, calculo que no había ni 5 metros de distancia. Por eso decidí echarme a un lado, pues no entendía que pretendía ni que pensara en pasar por allí. Al ponerse a mi altura, una chica con pintas de Protección Civil o Samur sacó la cabeza y me miró fijamente. Qué sensación debería de transmitir, pues estoy seguro que pensaron que iba medio grogui, o ido o qué sé yo

El parón lo aprovecho para beber, aunque casi tengo el bote vacío, pero recuerdo que pensé que si había llegado hasta allí no lo iba a dejar ahora. Creo que esta canción eterna de Los Módulos, que me encanta, es ideal para describir aquel momento concreto

Ya desde que se corona el puerto quedan apenas 15 kms hasta Cabezón. Los hago tranquilo, solo incomodado, bastante además, por las rachas de viento desbocado que no sé de donde salían. Con cuidado, no sea que la liemos a última hora, voy rodando intentando que la inercia de cada bajada me sirva en la siguiente rampa porque, no siendo nada del otro mundo, a estas alturas todo duele. Finalmente, llego a la carretera con un grupo de otros 5 de los que mayormente tiran 2. En algún momento casi me sueltan pero tampoco van para florituras así que con ellos llego a meta

Objetivo conseguido: "todo da igual, ya nada importa, todo tiene su fin". Y colorido, colorado, este Soplao se ha acabado

Epílogo: me parece que NO vuelvo